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Prisiones - Luis Mizón (1942-2022)

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Prisiones - Luis Mizón (1942-2022)  Empty Prisiones - Luis Mizón (1942-2022)

Message  Gil Def Ven 23 Aoû - 7:18

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Prisiones - Luis Mizón (1942-2022)  Chili12

Luis MIZON
1942-2022

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Prisiones - Prisons




1

Mi casa es una prisión del Sur
un muro manchado por mi voz.
Nací mirando un árbol en las manchas del muro
inventando el horizonte en las grietas del muro
crecí rodeado de amigos sin suerte :
orgullosos mendigos del Sur.
Detrás del muro
adivino el viento
y su ajedrez de arena
y escucho un metal que grita
de nacimiento en nacimiento.

2

Dibujo gruás y astilleros
paisajes de polvo y grandes eucaliptos
el mediodía estalla com el cerebro de un niño
lleno de viento hojas secas
y areoplanos perdidos.
Dibujo barcos y caballos de tinta roja
ecos y reflejos de un árbol de vidrio.
Junto al mar
dibujo el silencio
drama impalpable
donde naufragan las voces de los niños.

3

Dime semilla roja
pluma negra :
¿ con qué tacto despertar el deseo
de un gran cuerpo que respira soñando
dentro de un espejo
dentro de un gran espejo abandonado
donde hay un árbol
una pieza vacía una ventana y el mar ?
¿ Con qué mano tocar sus facciones demolidas
y sus palabras de barro endurecido ?
¿ Con qué soplo despertar la cascada
en el íntimo caracol de su memoria ?

4

Recogíamos gritos y ecos
clavados en los muros
como fantasmas.
Guindas amargas uvas y manzanas
para fabricar un vino
que se bebe y que se escucha
en las tierras áridas del Sur.

5

¿ Qué nos hizo vivir entre las basuras
de la tierra caliente
donde el cuerpo del hombre
parece un gran  muñeco traicionado
entre ruinas y moscas ?
¿ Qué hace nuestra voz en el rincón de los susurros
En el desamparo de esa costa sin nombre ?

6

El deseo agrieta la sombra
a veces una piedra se transforma
en bandada de pájaros.
El ojo de vidrio del contemplador de estrellas
refleja  pétalos de amapolas negras.
Nuestra voz se rompe inventado ventanas.

7

Mirando los reflejos del árbol
la encrucijada de la estrella fugaz
y la burbuja submarina
y el movimiento de las voces
en las fotografias del mar
aprendí que todo viaje
es un viaje de regreso.

8

Esta fortaleza
en las alturas del mar
donde el velero es un signo que pasa
una lámpara que pasa sobre un espejo
un enigma.
Esta fortaleza
como un paisaje visto
un cuerpo abrazado y sin nombre.
Recuerdo ese lugar donde nunca estuve.

9

Mi casa es una ciudad del Sur
de cal y polvo
donde mi cerebro estalló sin testigos
en óxido y ceniza.

10

Manchas de agua de tiza de humo de musgo
incoherentes  y afónicas
huellas de manos despojadas de su gritos.
Sombra incesante
de un rostro invulnerabile
un solo rostro
de todos los que pasaron.
Esas manchas del muro quisieran vivir
despertar en una fiesta de voces
bajo el árbol del mar.

11

La prisión estalla en piedra y agua
el cuerpo roto
el cerebro disgregado
se transforman en río subterráneo
En la puerta de la iglesia
me espera el viento
disfrazado de mendigo
y su máscara carcomida de viruela

12

Sé que la muerte está allí
también representada
en la soledad cuadrada de su iglesia
lamiéndose los dedos
mostrando el hueco de su nariz
su sonrisa de falsa mendiga
y su cráneo erizado de canas.
Por eso acaricio la piedra caliente
como si fuera el cuello de un caballo.
Por eso orino contra el muro
imaginando  un jardín de flores de cera
anticuada como encajes.

13

El río desemboca entre fortalezas y acantilados
arrastrando instrumentos de música
y velas anónimas,
el sol dispersa crucificados
y cabalgatas
un árbol crece en el medio del agua
y despierta el eco de mi pecho desnudo.

14

Diá y noche tratamos de vivir
detrás  de esos muros
manchados por los sueños
dibujos inacabados
escrituras de agua evaporada
latuajes de musgo
animales de humo
rostros de niebla y manchas rojas
enfermos y mendigos.
Diá y noche tratamos de vivir
a la sombra de un árbol
enterrado en sueño
rodeado de lámparas y voces  

15

Un negocio de susurros
un cansancio de escalas invisibles
un tacto minucioso de hormigas y pájaros
que gasta los labios del aire
un río siempre cerca :
memoria del agua
el sueño de un barco enterrado
el traje de hojas secas del viajero  
la casa llena de pasos de nadie
una escritura de ceniza
un perfume de madera podrida
un templo de humo azul invadido por la selva.

16

Puedes escuchar voces enterradas
en la huella de los camiones militares
sentir con los dedos
susurros en el polvo.
En los cerros
las sábanas festejan una boda
sin música
de verso inmóviles.
El eco retorna a las raíces
por los laberintos de la memoria.

17

He visto policías dormir de pie
apoyados en el motor de sus camiones.
Acostados
levantando los brasos y las piernas
de sus armaduras de plástico
o sentados alrededor del fuego
como en las resurrecciones
escondiendo el rostro con los brazos
rodeados de ciudades y prisiones.

18

Miro mi rostro
en la ventana que me secuestra.
Los reflejos  del faro
iluminan el fondo de la pieza.
Hay un cementerio de barcos en la costa.
Esta noche espero contar los aerolitos
espero escuchar la ceniza astronómica
adivinar la perspectiva acústica
de la ciudad y la memoria

19

Las hojas secas
susurran como niños ahorcados
dibujo un caballo de tinta roja
galopando en las huellas del verano.
Pienso en el cuerpo de una mujer
y la ciudad asesina
rompe sus límites de luces baratas.
Memoria.

20

En la mano estirada de la piedra
en el circo de las palabras rotas
en las escenas de los teatros
en las piezas de hoteles sin estrellas
en las estaciones vacías
en la huella de los trenes que parten
el silencio está marcado.
No es el mismo
silencio de la infancia.
Usado por la estridencia
profanado por la muerte.

21

En el trigo se oxidan viejas máquinas :
locomotora trenes
aeroplanos abatidos
arados y tractores automóviles sin puertas.
Allí vive una falsa mendiga
que orina entre amapolas
mirando el mar.

22

En el patio de la prisión
hay un barco de hojas secas
prisionero de sus leyendas
hundido en la encrucijada de sus voces.

23

El árbol rompe la ciudad
las raíces derrumban las escalas
manchas de sombra roja aparecen en los muros
los cristalles estallan
la sombra del árbol no tiene límites.
Que no te engañen las estampas
que pintan los mendigos.
No hay superficie segura
contra la sonrisa demoledora
de las hojas secas
y su máscara de llamas.

24

Entre las manchas del muro :
dibujos que viven.
Allí donde se encuentran los murmullos
de estrellas y animales.
Espectros de polvo
vestidos con el guante de hierro y el puñal.
Caballos de vidrio y ciudades de barro.
Entre toda esa frágil escoria
de sueños y caminos
crece un gran relato inacabado.

25

Un laberinto de iras delicadas
desgarra los muros de mi casa.
La piedra se hunde en los pantanos.
Mi casa es un susurro que arde y no duerme
una coraza abandonada
arrastrada por un río
atravesada de ventanas y pájaros.

26

Si me pierdo en la ciudad
ven a encontrarme cerca de mi sueño
espiral de ceniza que renace
espiral de luz que emigra.






1

Ma maison est une prison du Sud
un mur taché par ma voix.
Je suis né en regardant un arbre dans les tâches du mur
en inventant l’horizon sur le mur lézardé.
J’ai grandi entouré d’amis malchanceux :
fiers mendiants du Sud.
Derrière le mur
je devine le vent
et son échiquier de sable
j’entends un métal crier
de naissance en naissance

2

Je dessine des grues des chantiers avec leurs bateaux
des paysages de poussière de grands eucalyptus
midi éclate comme le cerveau d’un enfant
plein de vent et de feuilles mortes
d’avions égarés.
Je dessine des bateaux et des chevaux à l’encre rouge
échos et reflets d’un arbre de verre.
Près de la vague
je dessine le silence
insaisissable drame
où naufrage des cris d’enfants

3

Dis – moi semence rouge
plume noire :
avec quel toucher éveiller
le désir d’un grand corps qui respire en rêvant
dans un miroir
un grand miroir abandonné
où il y a un arbre
une pièce vide une fenêtre et la mer ?
Avec quelle main toucher son visage érodé
ses paroles d’argile craquelée ?
Avec quel souffle éveiller la cascade
dans l’intime coquille de la mémoire ?

4

Nous recueillions des cris et des échos
cloués au mur
comme des fantômes.
Des griottes amères, du raisin et des pommes
pour fabriquer un vin
à boire et à entendre
sur les terres arides du Sud.

5

Qui nous a fait vivre sur ce dépotoir
de la terre chaude
où le corps de l’homme
ressemble à un grand pantin abusé
parmi les ruines et les mouches ?
Que fait notre voix dans le recoin aux murmures
dans l’abandon de cette côte sans nom ?

6

Le désir crevasse l’ombre.
Une pierre parfois se change
en vol d’oiseaux.
L’œil de verre du contemplateur d’étoiles
reflète les pétales du pavot noir.
Notre voix se brise en inventant des fenêtres.

7

En regardant l’arbre avec ses reflets
le carrefour de l’étoile filante
et la bulle sous-marine
le mouvement des voix
sur les photographies de la mer
j’ai appris que chaque voyage
est un voyage de retour.

8

Cette forteresse
sur les hauteurs de la mer
où le voilier est un signe qui passe
une lampe qui passe au-dessus du miroir
une énigme.
Cette forteresse
comme un paysage déjà vu
un corps sans nom serré entre les bras.
Je me rappelle cet endroit où je ne suis jamais allé.

9

Ma maison est une ville du Sud
une ville de chaux et de poussière
où mon cerveau a éclaté
sans témoin en rouille et cendre.

10

Taches d’eau de craie de fumée de mousse
aphones incohérentes.
Empreintes de mains spoliées de leurs cris.
Ombres sans repos
d’un visage invulnérable
un seul visage
pour tous ceux qui sont passés.
Ces taches du mur voudraient vivre
s’éveiller dans une fête de voix
sous l’arbre de la mer.

11

La prison éclate en pierre et en eau
le corps brisé
le cerveau dispersé
se transforment en fleuve souterrain.
A la porte de l’église
le vent m’attend
déguisé en mendiant
avec son masque variolé.

12

Je sais bien que la mort est là
elle aussi représentée
dans la solitude carrée de son église
elle se lèche les doigts
elle montre le trou de son nez
son sourire de fausse mendiante
son crâne hérissé de cheveux blancs.
Et je caresse la pierre chaude
comme s’il s’agissait de l’encolure d’un cheval
et j’urine contre le mur
j’imagine un jardin de fleurs de cire
démodées comme des dentelles  

13

Le fleuve débouche entre des forteresses et des falaises
il charrie des instruments de musique
des voiles anonymes
le soleil disperse des crucifiés
des chevauchées
un arbre croît au sein de l’eau
il éveille l’écho de ma poitrine nue.  

14

Jour et nuit nous tentons de vivre
derrière  ces murs
souillés par les rêves
des dessins inachevés
une écriture d’eau évaporée
des tatouages de mousse
des animaux de fumée
des visages de brouillard tachés de rouge
des malades et des mendiants.
Jour et nuit nous tentons de vivre
à l’ombre d’un arbre
enterré dans un rêve
entouré de lampes et de voix.  

15

Une affaire de murmures
une fatigue d’invisibles escaliers
un toucher minutieux de fourmis et d’oiseaux
qui use les lèvres de l’air
un fleuve toujours proche :
mémoire de l’eau
le rêve d’un bateau enseveli
le costume de feuilles mortes du voyageur
la maison pleine de pas de personne
une écriture de cendre
un parfum de bois pourri
un temple de fumée bleue envahi par la forêt.

16

Tu peux écouter les voix enterrées
dans les traces des camions militaires
sentir avec les doigts
des murmures dans la poussière.
Sur les coteaux
les draps célèbrent une noce
sans musique
de voiliers immobiles.
L’écho retourne aux racines
par les labyrinthes de la mémoire  

17

J’ai vu des policiers dormir debout
appuyés contre le capot de leurs camions.
Couchés
levant les bras les jambes
de leurs armures de plastique
ou assis autour du feu
comme dans les résurrections
en cachant leurs visages avec leurs bras
entourés de villes et de prisons.  

18

Je regarde mon visage
dans la vitre qui me séquestre.
Les reflets du phare
illuminent le fond de ma chambre.
Il y a sur la côte un cimetière de bateaux.
Cette nuit j’espère compter les étoiles filantes
j’espère entendre les cendres astronomiques
deviner la perspective acoustique
de la ville et de la mémoire.

19

Les feuilles mortes
murmurent comme des enfants pendus
je dessine un cheval à l’encre rouge
galopant sur les traces de l’été.
Je pense au corps d’une femme
et la ville assassine
déchire ses limites de lumière à bon marché.
Mémoire.  

20

Sur la main ouverte de la pierre
dans le cirque des mots brisés
sur les scènes des théâtres
dans les chambres d’hôtel sans étoiles
dans les gares vides
dans les traces des trains qui partent
le silence est marqué.
Ce n’est pas
le silence de l’enfance.
Usé par les stridences
profané par la mort.  

21

Dans les champs de blé rouillent de vieilles machines :
locomotives trains
aéroplanes abattus
charrues et tracteurs autos sans portières.
Une fausse mendiante habite là
qui urine entre deux pavots
en regardant la mer.  

22

Dans la cour de la prison
il y a un bateau de feuilles mortes
prisonnier de ses légendes
englouti au carrefour de ses cris.

23

L’arbre brise la ville
les racines ébranlent les escaliers
des taches d’ombres rouges s’ouvrent dans les murs
les vitres éclatent
l’ombre de l’arbre est sans limites.
Ne te laisse pas abuser par les images
peintes par les mendiants.
Il n’y a pas une surface sûre
contre le sourire exterminateur
des feuilles mortes
et leur masque de flammes.

24

Parmi les taches du mur :
des dessins qui vivent.
Là où l’on trouve des murmures
d’étoiles et d’ animaux.
Des spectres de poussière
habillés de gants de fer de poignards.
Des chevaux de verre et des villes de boue.
Parmi toutes les fragiles scories
de rêves et de chemins
croît un grand récit inachevé.  

25

Un labyrinthe de colères délicates
déchire les murs de ma maison.
La pierre s’enfonce dans les marais.
Ma maison est un murmure qui brûle et ne dort
une cuirasse abandonnée
charriée par un fleuve
traversée de fenêtres et d’oiseaux.  

26

Si je me perds dans la ville
viens me trouver près de mon rêve
spirale de cendre qui renaît
spirale de lumière qui émigre.


Traduction : Claude Couffon, 1982




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